Un hombre extraordinario, apasionado por la humanidad y servidor de los más pobres fue el ABATE PIERRE, fallecido el 22 de enero de este año. Un verdadero compañero del cielo, que nos ayuda con su vida a ser más fieles, más austeros, más radicales en nuestras opciones.
Henri Grouès, conocido como el abate Pierre y El ángel de los pobres, nació en el seno de una familia numerosa acomodada. Estudió en los jesuitas y fue miembro de los Scouts de Francia. En 1931, tras renunciar a su parte de herencia y distribuir sus posesiones entre varias obras de ayuda a los necesitados, entró en al seminario de la orden capuchina, orden mendicante considerada entre las más pobres, siendo ordenado el 14 de agosto de 1938.
Poco después sin embargo, debió abandonar el convento por una enfermedad, y se convirtió en sacerdote secular. De los años como capuchino diría en su madurez: "fue la etapa más importante de mi vida y si he llegado a esta edad es gracias a esos años de contemplación".
Habiendo sido destinado a la vicaría de la catedral de Grenoble, en diciembre de 1939 es movilizado con el grado de suboficial. Tras el armisticio de 1940, ayuda a los judíos perseguidos por los nazis después de la redada del Velódromo de Invierno y a los obreros que eran enviados a Alemania al trabajo forzoso.
Detenido por la Gestapo, logró escapar a través de España y alcanzar las fuerzas gaullistas en Argel. En la posguerra, alarmado por la enorme pobreza que veía por todas partes en Francia, acepta ser designado candidato a la Asamblea Constituyente de la IV República por el Partido Movimiento Republicano Popular de ideología demócrata-cristiano, siendo diputado entre 1945 y 1951.
En 1949, gracias sobre todo a los ingresos de su sueldo como diputado, el abate Pierre funda Traperos de Emaús. Su primer acogido fue Georges, un ex presidiario que había tenido una vida terrible y sólo pensaba en suicidarse.
En 1954 los problemas de Traperos de Emaús serían graves al faltar el sueldo del abate Pierre como diputado, lo que le obliga casi a cesar sus actividades. El 1 de febrero de aquel año, en un invierno muy cruel, irrumpe por sorpresa en Radio Luxemburgo y consigue que le dejen hablar en directo. Conmueve a los oyentes con un discurso en el que proclama la insurrección de la bondad: "una mujer acaba de morir congelada esta madrugada en la acera del bulevar de Sebastopol, manteniendo aún aferrada a su mano la notificación judicial de expulsión de su domicilio. No podemos aceptar que sigan muriendo personas como ella. Cada noche son más de 2.000 personas soportando el hielo, sin techo, sin pan, más de uno casi desnudo; para esta misma noche es necesario reunir 5.000 mantas, 300 grandes tiendas de campaña, 200 ollas. Venid los que podáis con camiones para ayudar al reparto". El éxito fue enorme, pues acudieron miles de ciudadanos.
A partir de ese momento el abate Pierre realiza numerosas intervenciones en radio y televisión que popularizan su imagen en icono nacional, frecuentemente con indumentaria negra y boina. Fue recibido por numerosas personalidades del mundo, intervino en los foros internacionales y promovió el respeto a los derechos humanos, especialmente el derecho a tener una vivienda digna.
Henri Grouès, conocido como el abate Pierre y El ángel de los pobres, nació en el seno de una familia numerosa acomodada. Estudió en los jesuitas y fue miembro de los Scouts de Francia. En 1931, tras renunciar a su parte de herencia y distribuir sus posesiones entre varias obras de ayuda a los necesitados, entró en al seminario de la orden capuchina, orden mendicante considerada entre las más pobres, siendo ordenado el 14 de agosto de 1938.
Poco después sin embargo, debió abandonar el convento por una enfermedad, y se convirtió en sacerdote secular. De los años como capuchino diría en su madurez: "fue la etapa más importante de mi vida y si he llegado a esta edad es gracias a esos años de contemplación".
Habiendo sido destinado a la vicaría de la catedral de Grenoble, en diciembre de 1939 es movilizado con el grado de suboficial. Tras el armisticio de 1940, ayuda a los judíos perseguidos por los nazis después de la redada del Velódromo de Invierno y a los obreros que eran enviados a Alemania al trabajo forzoso.
Detenido por la Gestapo, logró escapar a través de España y alcanzar las fuerzas gaullistas en Argel. En la posguerra, alarmado por la enorme pobreza que veía por todas partes en Francia, acepta ser designado candidato a la Asamblea Constituyente de la IV República por el Partido Movimiento Republicano Popular de ideología demócrata-cristiano, siendo diputado entre 1945 y 1951.
En 1949, gracias sobre todo a los ingresos de su sueldo como diputado, el abate Pierre funda Traperos de Emaús. Su primer acogido fue Georges, un ex presidiario que había tenido una vida terrible y sólo pensaba en suicidarse.
En 1954 los problemas de Traperos de Emaús serían graves al faltar el sueldo del abate Pierre como diputado, lo que le obliga casi a cesar sus actividades. El 1 de febrero de aquel año, en un invierno muy cruel, irrumpe por sorpresa en Radio Luxemburgo y consigue que le dejen hablar en directo. Conmueve a los oyentes con un discurso en el que proclama la insurrección de la bondad: "una mujer acaba de morir congelada esta madrugada en la acera del bulevar de Sebastopol, manteniendo aún aferrada a su mano la notificación judicial de expulsión de su domicilio. No podemos aceptar que sigan muriendo personas como ella. Cada noche son más de 2.000 personas soportando el hielo, sin techo, sin pan, más de uno casi desnudo; para esta misma noche es necesario reunir 5.000 mantas, 300 grandes tiendas de campaña, 200 ollas. Venid los que podáis con camiones para ayudar al reparto". El éxito fue enorme, pues acudieron miles de ciudadanos.
A partir de ese momento el abate Pierre realiza numerosas intervenciones en radio y televisión que popularizan su imagen en icono nacional, frecuentemente con indumentaria negra y boina. Fue recibido por numerosas personalidades del mundo, intervino en los foros internacionales y promovió el respeto a los derechos humanos, especialmente el derecho a tener una vivienda digna.
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